LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Estaba demasiado cerca y demasiado lejos, cerca de la gélida mano que la aguardaba y lejos de todo a lo que llamaba felicidad.
No era una noche demasiado oscura, solo lo suficiente como para no poder ver su rostro. La luna brillaba como pidiendo, en silenciosos gritos, escapar de su esponjosa cárcel.
Solo tardó un segundo, un segundo eterno que se quedaría por siempre detenido en el infinito sin dejar pasar el tiempo, como si en ese momento se hubiera acabado el mundo, así fue, su mundo estaba completamente acabado.

Desde ese momento descubrió cuales eran sus verdaderos sentimientos, cuán profunda llegaba a ser la amargura que su corazón estimaba, lejos de querer echarse a llorar, decidió pintar una sonrisa en su rostro como si se tratara de un retrato que no reflejase su verdadera imagen sino que deformara su alma, su triste verdad...

Finalmente, ella rozó sus labios con los de él en un impulso imposible de controlar, de repente un escalofrío recorrió todo su cuerpo cuando tuvo la sensación de que su suave y fría boca le devolvía el beso...

Te quiero, le susurró al oído en tanto que empezaron a brotar lágrimas de sus ojos de un color poco definido, era cierto, le amaba profundamente, durante un segundo, creyó en su eterna ingenuidad que él le respondería, y tal como solía hacer, empezaría una disputa en la que nunca llevaba la razón. Sin embargo sus labios se mantuvieron quietos y pétreos como si se tratara de la obra de arte en mármol de un famoso escultor. Mientras que los pequeños cristales cuajaban el rostro de ella, le tomó de la mano que se hallaba al lado de su costado, estaba frío como el hielo y empapado en una mezcla de sangre y lluvia, pero aún así tenía el aspecto más majestuoso que una criatura puede tener...

Tormenta de otoño

Salió de su escondite tan solo un segundo despues de oir el disparo, corrió a su lado entre las sombras y se dejó caer sobre su cuerpo inerte observando como se iba apagando la luz en sus oscuros y bellos ojos, su hermosura bañada en sangre era tal que no pudo evitar besarle como nunca antes lo había hecho o como tantas veces había soñado...